Superar el burnout en 15 minutos al día

Informe del Dr Paul Koeck. La cadena hotelera 'Logis' ha invitado al experto en burnout, el Dr. Paul Koeck de 'Mis15Minutos.com', con el fin de aportar claridad médica sobre como los profesionales activos de hoy en día pueden preservar su salud mental disfrutando de la vida y superando el burnout.

Estrés, burnout, depresión, agotamiento y ansiedad: Definición y problema

El burnout es una enfermedad grave que puede incluso ser mortal en los casos más extremos cuando se ignoran las señales de alarma. No se puede decir que exista una definición médica inequívoca, por lo que nos podemos encontrar con casi tantas definiciones como número de científicos. En el lenguaje cotidiano, el burnout se asocia a menudo al cansancio o al agotamiento. Lo utilizamos a menudo como sinónimo de estrés. En el manual de diagnósticos de los diferentes trastornos psiquiátricos, el DSM IV, el concepto de enfermedad como tal no está tan clara y lo seguimos enfocando a menudo con la definición de la depresión. En general, entre la mayoría de los psiquiatras se ha acordado que el burnout es algo diferente. Estos lo definen a menudo como el concepto de un agotamiento extremadamente serio resultante del hecho que una persona vive demasiado tiempo de forma fundamentalmente contraria a su propia naturaleza. El auténtico « tratamiento » del burnout, en el sentido médico de la palabra, va por lo tanto acompañado por una toma de consciencia fundamental y un cambio de comportamiento que tendrá como consecuencia e implicará que el paciente empiece a vivir de nuevo (en el fondo de su ser) como se supone que tiene que hacerlo: aprenderá a hacer que sus acciones correspondan a un proyecto de vida« existencial » fundamentalmente más profundo. Tendrá que responder a la pregunta « ¿Quien quiero ser? » para sí mismo y volver al tipo de vida que lo haga posible. En este sentido, podemos considerar que el burnout es como una « señal de alarma » extremadamente seria de nuestro cuerpo y de nuestra mente que nos dice : « Parate y hazte preguntas sobre como estas llevando tu vida, porque si sigues así no vas a sobrevivir! ». Mirandolo desde este punto de vista, el burnout es pues una especie de 'amigo' que nos advierte que ya va siendo hora de plantearse la vida de otra manera. Expliquemos esto a continuación:

1° Alegría de vivir :

La joie de vivre ('alegría de vivir') o el placer nos protegen del estrés negativo. Viviendo con placer y buen humor, podrá de hecho en beneficiarse en parte de una especie de « inmunidad » o de protección contra el estrés negativo. Vivir feliz desarrolla ciertas zonas de nuestro cerebro que son las responsables de nuestros sentimientos y pensamientos positivos (en particular nuestro cortex prefrontal izquierdo). Es un poco como la musculación: cuanto más utilice un músculo, más este se desarrolla. Utilizando más a menudo el músculo en cuestión, fabricamos más fibra muscular.

2° Estrés :

El Estrés es de por sí algo positivo en la naturaleza. El estrés permite que reaccionemos rápidamente y de la forma correcta frente a una situación de riesgo mortal con el fin de poder sobrevivir. Si un tigre quiere devorarle, el estrés le va a ayudar a huir más rápidamente o a proteger su vida. Un estrés agudo durante cierto número de veces a la semana o al mes es bueno. Solo cuando los « desencadenantes » que liberan el estrés en nuestro organismo se vuelven demasiado frecuentes (por ejemplo: cada sms, llamadas de teléfono, emails, comunicaciones que pueden hacernos prestar atención sobre algo preocupante), nuestro sistema de estrés se vuelve ineficaz y se encuentra agotado.

Adrenalina :

Por un lado, nuestra memoria de los acontecimientos negativos se va a activar (efectos secundarios de un exceso de adrenalina).

El cortisol mata las celulas del hipocampo:

Por otra parte, una sobredosis durable de cortisol (una hormona producida por nuestra glándula suprarrenal) tendrá un efecto tóxico sobre nuestro hipocampo, una zona de nuestro cerebro. Hasta un 9% de nuestras neuronas o células cerebrales dentro del hipocampo pueden morir en caso de estrés negativo durable. Esto se ha podido demostrar recientemente gracias a nuevas técnicas de formación de imágenes en « neurociencias ». El hipocampo es el responsable de nuestra memoria y de nuestras capacidades de concentración. La desaparición de células cerebrales seria pues la explicación del porqué de los trastornos de la concentración y los trastornos de la memoria que se producen en caso de existir un estrés durable. Por último, el hipocampo permite que podamos asociar las informaciones de nuestro pasado con informaciones de aquí y ahora con el fin de poder tomar decisiones en el futuro.

Nuestro cortex préfrontal orientado en planificar el futuro se muere:

La zona de nuestro cerebro que nos ayuda a tomar decisiones y a planificar el futuro es el cortex préfrontal. Estas células cerebrales mueren lentamente. Y peor aún, el cortex prefrontal izquierdo, el que es responsable de nuestros sentimientos y pensamientos positivos, muere el primero. Esta es la razón por la que nos volvemos pesimistas cuando empieza la depresión. El cortex prefrontal derecho (pensamientos y sentimientos negativos) es el que le sigue más tarde cuando estamos todavía más profundamente inmersos en la depresión. Esto explica porqué, sumidos en profunda depresión, sentimos « apatía » o una « ausencia de sentimientos ».

3° Depresión, ansiedad, extenuación, la tercera fase

Como el estrés crónico es algo que dura mucho, entramos directamente en un círculo viciosos de negatividad y de agotamiento. Los fenómenos descritos anteriormente nos llevan a la depresión, la ansiedad o la extenuación. De por sí, siendo todavía una función útil de nuestro cuerpo: la depresión nos ayuda a hacer menos cosas y a pararnos, a hacer una pausa. La ansiedad es el sentimiento tipo que nos ayuda a tomar distancia en relación a algo de lo que tenemos, o más bien deberíamos tener, miedo. El cansancio también nos obliga a parar, o al menos si nos molestamos en escuchar nuestro cuerpo y no nos seguimos forzando a seguir. Nuestro modelo económico occidental y nuestra ética de trabajo nos empuja a esforzarnos demasiado y a no escuchar más estas señales de alarma útiles (aunque a veces confusas). Utilizamos la voluntad, la cafeína, la nicotina o las pastillas para forzarnos a continuar y, si seguimos así durante mucho tiempo, estaremos castigados con la cuarta fase ... el auténtico « burnout médicol ».

4° Burnout

Llegados a esta fase, nuestros trastornos se hacen crónicos y los llevamos arrastrando y desde hace varios meses. Hemos ignorado las advertencia anteriores y estamos completamente desesperados. Nuestra memoria y nuestra capacidad de concentración (hipocampo) están al límite desde hace ya tiempo, nuestras capacidades para planificar el futuro y para organizarnos con el fin de llegar a la meta (cortex prefrontal) también están mermadas. Esta fase debe ser la última señal de advertencia que nos avisa que tenemos que parar y que debemos preguntarnos quienes somos realmente en que nos queremos convertir.

5° Enfermedad

El mecanismo que conduce a una sobre producción de cortisol y de adrenalina es por desgracia a su vez el responsable de nuestro propio mecanismo interno de defensa, de nuestras reacciones de inflamación y de nuestra inmunidad. En caso de sobrecarga y agotamiento prolongados, este sistema se desajusta y nos defendemos mucho peor contra los ataques externos, como por ejemplo de las bacterias, virus o células cancerígenas. Aún más grave, este desajuste tiene también como consecuencia el que nos ataquemos a nosotros mismos y que los mecanismos internos de inflamación van, por ejemplo, atacar nuestras paredes vascularse pudiendo conducir a una arteriosclerosis. Esto se puede traducir en un infarto, una crisis cerebral y muchas otras « enfermedades de la civilización ».

6° Muerte

Si, en la fase anterior, todavía no hemos tomado medidas médicas serias, podemos morir. De manera indirecta, ya que en ningún momento en ninguna de todas las fases citadas anteriormente hemos escuchado las señales de alarma de nuestro cuerpo. Porque no hemos vivido como queríamos vivir en lo más profundo de nuestro ser. La mayoría de las causas de muerte son consecuencia de lo que venimos a denominar a veces las « enfermedades de la civilización ». Por norma general, estas se pueden evitar viviendo de manera feliz y sana y aprendiendo a reducir el estrés negativo.

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